Ampliación del Jardín Botánico de Aclimatación de 
La Orotava

Arquitectos: AMP arquitectos
    Felipe Artengo Rufino
    José Mª Rodríguez-Pastrana Malagón 

Cliente: Instituto Canario de Investigaciones Agrarias 

Proyecto: 2004

Obra: 2007/2018    Puerto de La Cruz. Tenerife

P.E.M: 9.470.000 € Edificio 3.540m2

1997: Primer premio Concurso de Anteproyectos

2010: Primer premio Construcción @mb
El Jardín de Aclimatación de La Orotava, situado en el municipio del Puerto de la Cruz, en el norte de Tenerife, fue fundado en 1788 por el Rey Carlos III con el fin de que los científicos recolectores en las colonias españolas del Nuevo Mundo debían de reunir plantas exóticas en este jardín, y después de un periodo de aclimatación, trasladarlas a sus jardines reales de Madrid y Aranjuez. Hoy el Jardín depende del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias. Tiene actualmente una superficie abierta al público de 20 000 m2 donde se exponen especies que proceden de las regiones tropicales y subtropicales. El área dedicada a servicios de apoyo (invernaderos de propagación, umbráculos, viveros, cámaras y edificios) es de 10 000 m2. El proyecto de ampliación supone añadir unos 35 000 m2 a la superficie expositiva actual.
El proyecto de ampliación se desarrolla partir de 2000 tras concurso de ideas. La ampliación comprende los terrenos rodeados por el gran muro de cerramiento de mampostería, junto al antiguo muro de cerramiento al sur del Jardín. Los terrenos están situados entre las cotas 119 y 134 sobre el nivel del mar.
El proyecto plantea un recorrido a través de los diferentes espacios que contienen los diversos ambientes tropicales representados en el jardín, sin solución de continuidad desde el medio urbano hasta al ambiente natural.
La propuesta propone utilizar el jardín histórico como rótula entre lo urbano y lo “natural”. El jardín cercado, contemplado como un catálogo de ejemplares, permite el paso a través de sus muros en la visita hacia la “naturaleza”, donde los ejemplares de las especies tropicales crecerían junto a cursos y saltos de agua. Para materializar la neutralidad del contenedor donde van a ser expuestos los ejemplares botánicos se recurre al hormigón bruto con encofrados de madera en grandes paños. A las superficies del hormigón se le ha aplicado una pátina protectora con ligera coloración para fundirlo en zonas con el terreno (ocres oscuros) o con el agua (gris o verde oscuro), con la idea de que a través del tiempo ese fundido se acentúe a base de inclusiones de tierra o líquenes o por la intervención del viento y la lluvia. El conjunto se ha percibido como un gran espacio expositivo, neutro, en el que el contenido, la plantación, será lo que caracterizará definitivamente los espacios ahora vacíos.
El salto de agua donde confluyen los cursos que discurren por los diferentes espacios representativos del “bosque tropical” determina el hito más espectacular en la rótula jardín histórico – ampliación. La caída de agua producirá una sonoridad de fondo que amortiguará la contaminación acústica urbana. Además, la masa de agua en movimiento contribuirá a aumentar el nivel de humedad en la zona de bosque denso.